Cuando una persona recibe una citación judicial como presunto autor de un delito, la incertidumbre y la ansiedad pueden apoderarse del momento. En estas situaciones, contar con una guía clara y profesional resulta esencial. Por ello, en este artículo te ofrecemos consejos para declarar como investigado, una recopilación experta basada en las recomendaciones más sólidas de abogados penalistas.
Contenidos
Saber cómo actuar, qué decir, y sobre todo qué evitar durante una declaración puede marcar la diferencia entre una defensa sólida y una estrategia poco efectiva. Si te enfrentas a esta situación, sigue leyendo para conocer los pasos clave que te ayudarán a prepararte adecuadamente y proteger tus derechos desde el primer momento.
¿Qué significa declarar como investigado?
Declarar como investigado en España significa que un juez ha tomado formalmente la decisión de atribuirte una sospecha provisional de haber cometido un delito, pero solo desde el punto de vista investigativo, no significa que estés en juicio ni que seas culpable. Significa que se ha considerado que existen indicios razonables para abrir una línea de investigación penal contra ti. La finalidad es esclarecer los hechos presuntamente delictivos y determinar si existen pruebas suficientes para sentarte en el banquillo de los acusados.
Ocurre en la fase de instrucción o diligencias previas, es decir, la etapa inicial en la que se investiga si hay base para un posible juicio. Puede surgir tras una denuncia, querella, investigación policial o directamente cuando el juez lo considera necesario
No es obligatorio haber sido detenido: puedes ser citado como investigado sin haber estado previamente en comisaría.
¿Es lo mismo investigado que imputado?
Ambos términos se refieren a la misma situación procesal: una persona sobre la que pesa una sospecha fundada de delito y que declara en fase de instrucción con todas las garantías. Pero imputado es un término anterior a la reforma legal y ha sido reemplazado por investigado para mejorar la precisión y neutralidad del lenguaje jurídico.
Con la reforma legal de 2015 (LO 13/2015), se sustituyó el término imputado por investigado, con la intención de usar una palabra que refleje mejor la presunción de inocencia, ya que la palabra imputado muchas veces se confundía erróneamente con culpable.
¿Es igual investigado que detenido?
No, ser investigado no es lo mismo que estar detenido. Son figuras totalmente distintas dentro del proceso penal.
Una persona investigada es aquella a la que un juez ha señalado formalmente como sospechosa de haber cometido un delito, lo que da inicio a una fase de instrucción en la que se busca aclarar los hechos. Esta figura no implica necesariamente una privación de libertad; de hecho, la mayoría de los investigados se encuentran en libertad durante la investigación. Se trata de una categoría procesal que garantiza derechos como la asistencia letrada, el acceso a las actuaciones esenciales y la posibilidad de no declarar.
En cambio, una persona detenida es aquella que ha sido privada de su libertad de manera provisional, generalmente por la policía, debido a la comisión o sospecha de comisión de un delito. La detención puede producirse de forma inmediata tras un hecho delictivo o como medida preventiva para evitar la fuga del sospechoso, la destrucción de pruebas o la reiteración del delito. Esta situación debe resolverse en un máximo de 72 horas, plazo en el que la persona detenida debe ser puesta a disposición judicial o liberada.
¿Es lo mismo declarar ante la policía que declarar como investigado?
No, declarar ante la policía no es lo mismo que declarar como investigado ante el juez. Aunque ambas situaciones implican que una persona presta declaración en el contexto de una investigación penal, las garantías y efectos legales son distintos.
Cuando una persona declara ante la policía, lo hace generalmente en fase previa a la intervención judicial, como parte de las diligencias policiales tras una denuncia o una detención. En este contexto, puede hacerlo en calidad de testigo o detenido, y aunque también tiene derecho a un abogado, no siempre está formalmente investigada por un juez. La declaración policial no tiene el mismo peso procesal que la que se realiza ante un juez, y en muchos casos ni siquiera se puede usar como prueba directa en juicio, salvo que se ratifique judicialmente.
Por otro lado, declarar como investigado ante el juez ocurre dentro de un procedimiento penal ya abierto, cuando el juzgado de instrucción ha decidido formalmente atribuirte la condición de investigado por existir indicios de delito. Esta declaración se hace con todas las garantías procesales: el investigado es informado de los hechos que se le imputan, puede ver el expediente esencial, tiene derecho a un abogado y a no declarar. Su testimonio sí forma parte oficial del proceso y puede ser determinante para el desarrollo del caso.
Nuestros consejos para declarar como investigado
A continuación, te ofrecemos una serie de consejos para declarar como investigado, prácticos y jurídicamente sólidos, que te ayudarán a tomar decisiones acertadas desde el primer momento y a proteger tus derechos de forma efectiva durante todo el proceso.
Conoce tus derechos a la hora de declarar como investigado
Los derechos del investigado en el proceso penal están diseñados para garantizar una defensa justa y efectiva desde el primer momento en que una persona es formalmente considerada sospechosa de un delito. Estos derechos están reconocidos en la Constitución Española (art. 24.2), en la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim), y en normativa europea como la Directiva 2012/13/UE.
Estos derechos no son un privilegio, sino una protección básica para que cualquier persona investigada pueda defenderse con todas las garantías, sin sufrir abusos o indefensión.
Derecho a ser informado de los hechos que se investigan
Cuando una persona es citada como investigada en un proceso penal, el primer derecho que le asiste es conocer exactamente por qué se le investiga. Esto significa que no puede ser llamada a declarar sin saber de qué se le acusa, cuál es el hecho concreto que se le atribuye y qué ley penal podría haber infringido. Por ejemplo, si una persona es sospechosa de haber cometido un hurto, no se le puede citar sin explicarle que se le relaciona con el robo de ciertos objetos en un lugar y momento determinados. Esta información debe ser clara y accesible para que pueda comprender la situación y preparar su defensa adecuadamente.
Derecho a guardar silencio
Toda persona investigada tiene la libertad de no decir nada si así lo desea. Puede acudir a su declaración y, llegado el momento, optar por no responder ninguna pregunta, ni del juez, ni del fiscal, ni siquiera de su propio abogado. Este derecho protege a la persona de cometer errores que puedan perjudicarla o de sentirse forzada a hablar en una situación de estrés. Imagina que una persona está nerviosa o no entiende bien lo que ocurre: tiene todo el derecho a decir simplemente “prefiero no declarar en este momento”, y esa decisión no puede ser utilizada en su contra.
Derecho a no declarar contra sí mismo ni confesarse culpable
Este principio protege a cualquier investigado de verse obligado a dar información que pueda incriminarlo. Nadie está obligado a aportar pruebas contra sí mismo ni a decir nada que lo haga parecer culpable. Por ejemplo, si durante una declaración el juez le pregunta a alguien si estaba en el lugar del delito, la persona puede negarse a responder si esa respuesta puede perjudicarla. Este derecho garantiza que se deba probar la culpabilidad, no que la persona tenga que probar su inocencia.
Derecho a un abogado
Desde el momento en que se le cita como investigado, la persona tiene derecho a contar con un abogado que le asesore y lo acompañe en todo momento. Puede elegir uno particular o, si no tiene recursos, se le asignará uno de oficio sin coste. Este abogado debe poder hablar con él antes de la declaración, explicarle lo que está ocurriendo y estar presente durante todo el procedimiento. Si, por ejemplo, te citan a declarar en un juzgado y no entiendes bien de qué se te acusa, tu abogado te ayudará a comprender el caso, a decidir si declarar o no, y a defenderte correctamente.
Derecho a acceder a las actuaciones esenciales
Antes de declarar, el abogado del investigado puede consultar los documentos más importantes del caso que justifican la investigación. Esto es fundamental para que la persona sepa qué pruebas hay en su contra y pueda responder con conocimiento de causa. Por ejemplo, si se investiga a alguien por fraude, su abogado podrá ver los contratos, correos u otros documentos que supuestamente prueban el delito. Así, la defensa no se basa en conjeturas, sino en información real.
Derecho a proponer pruebas
El investigado puede presentar todo aquello que sirva para demostrar que no cometió el delito o para aclarar su versión de los hechos. Puede proponer testigos, vídeos, documentos, registros telefónicos, o cualquier otro elemento que tenga valor probatorio. Por ejemplo, si una persona es acusada de estar en el lugar de un robo pero tiene un ticket de una tienda que demuestra que estaba en otro sitio a la misma hora, puede aportar ese ticket como prueba para desvirtuar la acusación.
Derecho a comunicarse con familiares o consulado
En caso de ser detenido, el investigado tiene derecho a informar a un familiar o persona de confianza sobre su situación. Además, si es extranjero, puede pedir que se contacte con su consulado o embajada. Esto garantiza que no quede aislado ni incomunicado. Por ejemplo, si un ciudadano colombiano es detenido en España, puede solicitar que se notifique a su consulado, que tiene la obligación de velar por sus derechos.
Derecho a la presunción de inocencia
Toda persona investigada se presume inocente hasta que un tribunal dicte una sentencia firme que diga lo contrario. Esto significa que ni el juez, ni el fiscal, ni los medios de comunicación, ni la sociedad pueden tratar al investigado como si fuera culpable antes de que se haya probado su responsabilidad penal. Si alguien es investigado por un delito de corrupción, por ejemplo, no se le puede expulsar de su trabajo ni condenar socialmente sin pruebas concluyentes y una resolución judicial definitiva.
Derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
El investigado tiene derecho a que el procedimiento avance en un tiempo razonable. No se le puede mantener años bajo investigación sin resolver su situación. Si el caso se prolonga sin motivo, puede exigirse al juez que lo archive o que tome una decisión. Por ejemplo, si pasan más de dos años sin que se realicen nuevas diligencias en un caso, se puede pedir el sobreseimiento por inactividad procesal.
Derecho a traducción e interpretación
Si el investigado no habla o no entiende el idioma en el que se desarrolla el procedimiento, tiene derecho a que se le proporcione un intérprete y que le traduzcan los documentos esenciales del caso. Esto es indispensable para que pueda defenderse. Por ejemplo, si un ciudadano ruso es investigado en España y no entiende el castellano, se le debe proporcionar un intérprete que le traduzca las preguntas del juez y los escritos clave, como la denuncia o el auto de imputación.
Contacta cuanto antes con un abogado penalista
Desde el momento en que recibes una citación judicial como investigado, lo primero y más importante es ponerte en manos de un abogado especializado en Derecho Penal. Este profesional será tu principal aliado: podrá acceder al expediente, analizar los hechos que se te imputan, evaluar las pruebas y ayudarte a construir una línea de defensa efectiva.
Además, si contactas con tiempo suficiente, el abogado podrá preparar contigo la estrategia de declaración, incluyendo posibles respuestas, argumentaciones legales y aspectos técnicos del proceso.
Sé completamente sincero con tu abogado
El abogado necesita tener toda la información del caso, sin filtros ni omisiones. No sirve de nada ocultar datos comprometedores o suavizar hechos, ya que eso podría impedirle elaborar una defensa eficaz. Incluso si consideras que la acusación es injusta o exagerada, cuéntale todo con claridad.
Una defensa bien construida se basa en conocer todos los escenarios posibles. Tu abogado no está para juzgarte, sino para proteger tus derechos y garantizar que el proceso sea justo.
No declares nunca sin asesoramiento previo
Una de las recomendaciones más insistentes que todos los abogados hacemos a nuestros clientes es no declarar sin haber hablado antes con tu abogado. Muchas personas, por nervios o desconocimiento, caen en la tentación de explicar su versión a la policía o en el juzgado sin preparación previa. Esto puede ser un grave error.
Debes saber que tienes derecho a no declarar en cualquier momento del proceso, incluyendo en dependencias policiales o ante el juez. Hasta que tu abogado no haya estudiado las pruebas y elaborado una estrategia, lo más prudente es guardar silencio. Este derecho no se considera una admisión de culpa y, en muchos casos, evita declaraciones que puedan perjudicar tu defensa.
Mantén la calma y no contactes con la parte denunciante
Es fundamental mantener una actitud serena y racional desde el inicio. Evita contactar con la persona denunciante, aunque sea para intentar aclarar o solucionar el conflicto. Cualquier conversación o mensaje puede ser utilizado en tu contra y empeorar la situación judicial.
Además, no tomes decisiones precipitadas ni hagas publicaciones en redes sociales sobre el asunto. El contenido digital también puede ser incorporado al procedimiento.
Estudia detenidamente las pruebas y el expediente
Antes de declarar, tu abogado deberá tener acceso al expediente judicial para revisar todas las pruebas que sustentan la acusación. Esto incluye denuncias, atestados policiales, informes periciales, grabaciones, fotografías, etc.
Conocer a fondo el material probatorio es imprescindible para detectar contradicciones, errores o insuficiencia de indicios, y sobre todo para decidir la mejor estrategia de declaración o incluso si es conveniente no declarar en absoluto.
Prepara tu declaración con detalle
Una vez que el abogado haya analizado el expediente, llega el momento de preparar la declaración. No se trata de memorizar un discurso, sino de:
- Decidir qué preguntas responder y cuáles no (tienes derecho a no responder).
- Establecer cómo estructurar tu relato si decides declarar.
- Cuidar el lenguaje verbal y no verbal: tono, vocabulario, postura, mirada.
- Elegir una vestimenta adecuada, que proyecte respeto y seriedad ante el tribunal.
Esta preparación es clave para transmitir una imagen coherente y segura ante el juez o la fiscalía.
Que las preguntas no te intimiden
Durante la declaración, especialmente si es ante el juez o el fiscal, es normal encontrarse con preguntas incisivas, repetitivas o formuladas de forma confusa. Es clave que mantengas la serenidad y recuerdes que no estás obligado a responder todo ni a caer en provocaciones.
Tu abogado estará a tu lado y puede intervenir si alguna pregunta es improcedente o si detecta una presión indebida. No estás en un interrogatorio policial al estilo cinematográfico, sino en un procedimiento judicial en el que se deben respetar tus derechos procesales en todo momento.
Valora todas las estrategias posibles
Dependiendo del caso, tu abogado podrá proponerte diferentes estrategias: desde solicitar el archivo del procedimiento por falta de pruebas o vicios procesales, hasta plantear acuerdos con la fiscalía si se trata de delitos menores o existe posibilidad de reducir la pena.
También es importante analizar si la declaración puede usarse como oportunidad para desmontar la versión de la acusación o si, por el contrario, es preferible no declarar y esperar una fase posterior del proceso para presentar tu defensa.
Responde clara y concisamente
Uno de los errores más comunes de los investigados es extenderse innecesariamente en sus respuestas, lo que puede derivar en contradicciones, ambigüedades o en abrir la puerta a nuevas líneas de acusación.
La recomendación es siempre responder de forma clara, breve y precisa. Si no entiendes la pregunta, puedes pedir que te la repitan o aclaren. Si algo no lo recuerdas con certeza, puedes decirlo sin problema. No necesitas justificar todo ni demostrar tu inocencia con cada frase: la defensa se construye con estrategia, no con exceso de explicaciones.
Guarda la calma y no tengas prisa en responder
Ante cada pregunta, tómate unos segundos antes de contestar. No se valora negativamente el hecho de pensar antes de hablar, al contrario: denota prudencia y seguridad. Evitar respuestas automáticas te permitirá filtrar lo que vas a decir y verificar que encaja con la estrategia marcada por tu abogado.
Además, mantener la calma genera una impresión positiva y evita que el nerviosismo te haga decir cosas que luego puedan ser utilizadas en tu contra.
No adivines ni inventes
Si no sabes una respuesta con certeza, dilo abiertamente. Es preferible decir “no lo recuerdo” o “no lo sé con seguridad” a intentar adivinar o improvisar. En los procedimientos judiciales, cada afirmación puede tener consecuencias importantes, y una suposición mal expresada puede considerarse una contradicción o incluso una falsedad.
Tu credibilidad como investigado está ligada a tu consistencia, no a tu capacidad para responderlo todo.
No firmes nada que no entiendas
Al finalizar la declaración, te ofrecerán leerla y firmarla. Aquí es imprescindible que no firmes nada que no hayas leído cuidadosamente. Verifica que todo lo dicho esté correctamente recogido y que no falte ninguna parte importante.
Si detectas errores o interpretaciones incorrectas, indícalo y exige que se corrijan. Tu abogado puede ayudarte en esta revisión, y en caso de disconformidad, puedes negarte a firmar o pedir que se añada una observación al acta.
Graba la declaración
En muchos juzgados no se graban las declaraciones, y solo se conserva el acta escrita. Si la ley o el juzgado lo permiten, solicita que tu declaración sea grabada en audio o vídeo. Esto puede ser muy útil si posteriormente necesitas demostrar el contexto de alguna respuesta o refutar una transcripción inexacta.
Algunos abogados también recomiendan tomar notas durante el procedimiento o al salir de la sala, para registrar detalles que puedan ser relevantes más adelante.
Enfrentarse a una declaración como investigado no es un trámite menor: se trata de un momento clave que puede influir significativamente en el desarrollo del proceso penal. Por ello, seguir estos consejos para declarar como investigado no solo te permitirá actuar con mayor tranquilidad y confianza, sino que también aumentará las posibilidades de construir una defensa sólida y eficaz. Recuerda que cada caso es único, por lo que contar con el respaldo de un abogado penalista desde el primer momento es fundamental.
También puede interesarte leer nuestro artículo para responder todas tus dudas sobre ¿Qué pasa después de declarar como investigado?